martes, 28 de abril de 2009

Domingo



Silencio, descalza, .. ese cuadro a medio terminar, ando entre la moqueta , la guitarra callada, restos de caricias entre los vasitos de whisky, la noche eterna, todo el sabado en la cama, el sueño y la resaca, no tengo ganas de comer…
Vamos a hacerlo otra vez, hablar, reir, callar… caricias, la habitación en calma..tu y yo abrazados, estar con ganas, llegar y volver y empezar otra vez, besar…dormir..los zumos, la película.

Levantarme, la ducha, el tictac de las 10, el cielo intenso la cortina abierta, las plantas sonriendo, y tu..apareces de pronto con mi taza de café..dos ensaimadas y un beso de domingo.

Apoyado en la puerta, me sonríes, estas catalogando tus especies raras, me pides que te ayude y yo voy a donde tu me abrazas, siempre callados al frente del misterio descubrimos que hay vida a parte de nosotros, me gusta tanto estar así...sin tener que decir, ni idea de que planta es la que encontramos en el campo..seguimos, buscamos, aprendemos..nos miramos..desafiamos el misterio de ser únikos.
De repente te quedas serio:
- Esta muerta, me dices, - la mate al arracarla, - no pudo florecer siquiera- me enseñas sus pequeños brotes, y decides…que esperarás siempre.

Meditar, ayunar y esperar (Siddartha)
lyria

domingo, 26 de abril de 2009

365 besos

Me das 27 sueños, y puedo sentir que te kiero Todos los kilómetros que me besas.

Y te doy más besos, como un día de abril, porque un día de Abril me floreció en los labios.

Son besos que nos brotan como azucar y fresas
burbujas de corazones y ramos de sueños.

Así me siento con tus besos, como la princesa que reinaba en las nubes, Aunque sea la brujita que volaba sin alas.

365 días, de amanecer a tu lado,
Y no hay elixir más puro que beber de tus letras.

Poesía que expande tu tinta de latidos
en caricias que rozan tu silencio en el mío.
Te amo en el universo
con todos mis sueños.
Te amo más allá de la distancia,
y te quiero más allá de las palabras.

Te amaré, mientras que salga el sol
y una pequeña estrella brille en el cielo.

Lyria

sábado, 25 de abril de 2009

El café III

Se acercaba la hora de irse, Irene le entregó su ticket en un platito que posó suave sobre la mesa, al tiempo que mirándole divertida le dijo:
Espero verte de nuevo por aquí, al próximo te invito yo, sonrió buscando esa complicidad en Daniel.

En décimas de segundo todo había cambiado, y verlo en estricto orden y con la mitad de luces apagadas, le dio una sensación de frialdad.. se pregunto si había sido un sueño o si en verdad había estado en el lugar más acogedor del mundo.

Aquel café tenía algo Mágico.. se dio cuenta al doblar aquella calle, una vez dentro, los acordes de compases precisos y animados le recordaba las melodías de un viejo pub irlandés. El piano al fondo, las luces ambientales y quizás aquella música cálida de ritmos celtas hacian el resto.

Se levantó, dirigiéndose hacia la puerta y se detuvo… era la excusa perfecta para mirar atrás, dio la vuelta despacio como teniendo miedo de no encontrar su mirada
Pronto salio de duda, sus ojos se cruzaron una vez mas en un gesto inevitable que ninguno trato de esconder.
Una sonrisa, cerraba la puerta tras él..y pensó que era cita obligada volver al día siguiente, antes de su marcha.
La noche seguía siendo fría, entre la soledad de unas calles vacías, semejantes a la de una ciudad fantasma.


Todo estaba en silencio con la escasa luz de unas farolas moldeadas de antiguo hierro.. y el reloj guardián de valle, que vigilaba eterno con su ojo de tiempo, iba danzando los minutos..como recreado en un vals de la antigua Viena, un, dos, tres, …un, dos, tres… todo seguía sus pasos, un tic tac que bailaba la noche, marcaba las dos de la madrugada.

Si la luna pudiera bajar a encontrarse en la piel de Daniel Lear, sin lugar a dudas dejaría de alumbrar la ciudad, para cobijarse dentro de las maravillas el medievo sumergiéndose en la tiniebla de una antigua ermita, donde el paso del tiempo y sus misterios habían sabido cobijarse como maravilla del pasado, en un marco de inigualable belleza.

La tribu

Continuara...

sábado, 18 de abril de 2009

La Cuidadora de Almas

Cada vez que me miras levantas notas de “Re sostenido” en mi alma…
Y así, quiero enredarme en tus pupilas, así nadar los océanos, con mi alma agua, así recorrer los llanos, los valles, y besar el horizonte.
Así abrazar las montañas, y bajar hasta el centro de la tierra.
Así, mirar de frente todas mis almas.

Tibiamente, mi alma es el oriente y el occidente, como unida a otras tierras, mi alma india, mi alma chamanica, mi alma budista, mi alma celta, alimentarme de la riqueza de todas las culturas, como el rostro de cada cosa que quiero y espero.

Así quiero que algo me até a la tierra como el deseo de estar unida a ti, con mi alma vida, así quiero decirlo, así quiero gritarlo, morderlo y besarlo en cada palabra despacio y lentamente, como nos gusta buscar nuestras almas una a una, todas las almas que nos laten dentro.

Así puedo nadar la seda de tus pupilas, cuando me hablas de querer estar metido dentro de mi alma, cada vez que anochece para acurrucarte en mis brazos bajo la mirada de la luna y en voz muy bajita decirme que te cuente la historia de...



"lA cUidAdOrA dE aLmAs!.

El cielo se rompía, apenas unas horas antes, unas nubes oscuras presagiaban que el tren llegaba con retraso.
La espera era lenta, como estalactitas de los alerones donde hiela la nieve.
La humedad impregnaba las paredes pintadas de gris plomizo. Hacia frío, había poca gente, había poca higiene en aquellos bancos de madera donde se veían las huellas de miles de pasados nostálgicos, donde trasnochaban graffitis de letras...pura poesía urbana.
Joan me miraba tranquilo, aquel gesto de siempre, aquel abrazo rozándome la espalda, su susurro en mi cuello.
-llámame luego ok, y descansa un rato si puedes.
Después aquel beso casi fraternal en mi pelo, cercana su sonrisa, su guiño cómplice, como si fuera una niña, olvidándose de los placeres carnales de aquella noche donde sabia sacarme la sensualidad a través de su deseo, de sus caricias , de sus besos tan diferentes, cuando se abrían para encerrarme contra su piel como si formásemos un ritual de pasión y fervor a la vez , como si nos trasladásemos a vivir en esa dualidad entre pecado y sagrado, algo que por otra parte nos encantaba, o simplemente no sabíamos o no podíamos hacerlo de otro modo porque nos fascinaba, y nos mantenía unidos cada fin de semana.
Joan me daba aquella paz que encontraba en muy poquita gente, estaba a punto de subirme al tren, note su lengua húmeda buscando la mia, era acariciante, tibia, y a la vez parecía un beso robado note algo extraño, como si aquello no ocurriera cada domingo a las 4 de la tarde, cuando venia a llevarme de regreso al tren que nos acercaba, que nos alejaba, en aquellas estaciones que olían a lluvia a serrín a café...y a mojado, le notaba tranquilo, le mire a los ojos y me perdí hacia dentro.


Fue que reaccione un momento, el aspecto de aquel tren era diferente, era antiguo, de compartimentos, aquellos trenes ya no existían, sentí el vértigo circular por mi estómago, pregunté , y efectivamente era el correcto, miré la ventanilla buscando a Joan, pero ya parecía un punto en la distancia.
Finalmente encontré el compartimiento que se correspondía a mi número de asiento.
Estábamos tres personas, una señora enfrente de mí con un porte elegante y a la vez misterioso me miraba con curiosidad, llevaba algo entre sus manos, como una pequeña cajita de nácar, que ella rozaba distraídamente, mientras con ojos curiosos miraba todo sin perder detalle.
Al otro lado, una chica aproximadamente de mi edad, me indico con un gesto que me acercará, y cuando lo hice se me pego al oído y me dijo muy bajito – Es cuidadora de almas...

Aquello me desconcertó, pero no encontré que decir, sin embargo notaba que se establecía un precioso vínculo entre las tres, sentía como si en aquel momento formásemos parte de una misma entidad, los cálidos ojos de la de más edad nos miraba divertida, nos invitaba a mantenernos en un circulo de armonía donde las sonrisas y las palabras nos fluían, nos dijo que se llamaba Paula, y que venia de hacer un largo viaje y que si algo había aprendido era que el idioma universal eran las sonrisas.

Llegaba al final de su trayecto, nos despedimos de ella. Me pareció singular, y de una gran sensatez.

Iba a preguntarle abiertamente a la chica que me hizo aquella confidencia sobre Paula, pero me quede sin poder decir nada, porque me fije en aquella cajita que acariciaba, como la misma cajita de nácar que llevaba la “Cuidadora de almas”.

Al poco llegue a mi destino, como era muy tarde, llame a un taxi para que me acercara a casa.
Durante el trayecto algo me ocupaba las manos, me di cuenta, que no pare de darle vueltas a una pequeña cajita, de nácar.

Ya en casa... cuando empecé a deshacer la bolsa de viaje, eche algo en falta... creo que me la deje en el taxi, porque nunca volví a encontrar la cajita de nácar , pero hoy sé que dentro solo había un alma.
“Somos diferentes, somos iguales”
"Existe algo que nos vuela de las manos, como la libertad, y la conciencia, pero siempre hay alguien que la cuida, asi de mano en mano la hacemos fuerte"

lyria

jueves, 2 de abril de 2009

Nana de agua


Amada-hi, salió despacio de su tienda de india cherokee, el caballo, desde su valla de juncos le miraba sin moverse, permanecia quieto comprendiendo que esa noche no le necesitaba para transitar el sendero de las estrellas. Le acarició el lomo, y siguió tras sus pasos.
La noche le guíaba como una vela encendida. Miles de sonidos de animales se volvían cada vez más silenciosos, solo se escuchaba el pausado movimiento de las hojas, y en la penumbra del bosque, el chispear abierto de los ojos de miles de guardianes en sus ramas. Expectantes como círculos de luciérnagas alertas van recorriendo sus pasos, animándola a seguir acompañada por ellos.

La noche calurosa le abrasa por dentro, recorre por lugares de plantas exóticas y de árboles gigantes, se siente como un animal más, compenetrada con la tierra necesita subir más arriba, con su aliento de vida palpitándole en el vientre, nada logra quedándose en el llano donde la noche quema.

Alza sus brazos, y se queda desnuda.
Recorre lentamente su sombra, con su abultada línea donde duerme su niño, ajeno a todo, en su esfera de agua. Su madre, va adentrándose, despacio, suavemente, con caricias entre la luna reflejada y el agua cristalina, se acerca y se hunde a escuchar... empieza a sonar la dulce melodía, y un dulce vaivén les acuna lentamente.
Ella busca en el vacio, mientras abraza su vientre y escucha nítido la lluvia caer sobre su piel y el cabello, besándole despacio, como su amante, antes de navegar hacia el oscuro mar del que nunca volvió, sin saber que un hijo nacería.
Así va dejando que los besos y caricias le sumerjan de nuevo mientras escucha callada a su amor en su nana del agua, y se pone a cantar junto a él esa nana de lluvia.

Quizás similar a esta otra nana, he intentando poner la esperanza en un hijo de Amada-hi. (su nombre significa “Agua del bosque”)