miércoles, 10 de diciembre de 2008

Quizas la luna










Quizás la luna, lejana y blanca, con su luz, y su mágica influencia sepa alumbrar los pasos hacia el lugar correcto.

He perdido el rumbo bajo mis pies, palpo a través de la oscuridad, estoy cansada de un recorrido en vano, algo se escucha en la noche algo misterioso como una campana en mitad de una tierra de nadie, suena a metal y también al sonido hueco de un silencio interrumpido.

Las rugosas piedras de un pasado como eslabones de tiempos perdido, se perfilan ante mi. Es una noche luminosa allí parece que las estrellas brillan con más fuerza, distingo muros y columnas que rodean un espacio abierto, piso la hierba fresca casi de escarcha con los reflejos de plata que le da la luna.

Por fin… encuentro un hueco por donde me cuelo, todo se impregna de un aroma áspero, de un aroma de hierbas y madera, de velas encendidas…a lo lejos, sus llamas débiles apenas alumbran unos metros. Estoy demasiado cansada para distinguir formas, siluetas, contrastes.

Un espejo en mitad de la estancia me devuelve el rictus de mis labios de un carmín negro, oscuros los ojos en la noche como aureola de cansancio y debilidad.


El espejo refleja una simetría de libros empolvados de tiempo y telas de arañas van marcando los límites del abandono, como un muro cerrado que nadie había logrado franjear.
Me detuve ante aquella impresionante hilera de manuscritos, el reflejo de la luna azul, caía alumbrando aquel espacio tan particular como misterioso. Intente leer algo, pero no lo entendí.

“Si no encuentro ese metal, pronto dejaré de sentirme viva y me ocultaré
para siempre, tras el espejo del que salí”

Oigo pasos que llegan, lamentos, debilitadas voces... debo huir, esconderme… para descubrir si esto es preámbulo de mi suerte o si debo escapar a toda prisa.
Desde la ventana labrada de mosaicos de cristal no pueden verme, son tres personajes, se distingue sus sombras en la madrugada que pronto empezará a amanecer..

Algo se escucha como moneda que cae al suelo, después silencio y pasos que se alejan

“El dinero mendigo o caballero”

Me sentía partida entre dos mundos, por un lado agonizaba y por otro empezaba de nuevo a latir en la aventura de sentirme viva pero hacia tanto frió.

Escuche voces, y las tuve que retener y me tuve que ocultar. Las manos heladas y el corazón en un puño.

Lentamente me venció el sueño unos instantes. El alba despuntaba cuando abrí los pesados y terrosos ojos. Sin apenas fuerzas me incorpore y baje las escaleras casi arrastras. Algo me detuvo, algo que se movió a mi lado y una voz debilitada casi sin fuerzas me dijo: Ven!!
Sentí opresión en mi brazo, y miré, un extraño montón de harapos que se acercaba a mi...ayúdame a huir!!


Vi una extraña expresión en aquellos trapos harapientos, pelo enmarañado pero ojos luminosos, no podía decir una palabra me castañeaban los dientes, de frío y miedo todo ocurrió despacio pero sin perder tiempo - Empuja conmigo la puerta, está demasiado fuerte para mí

Vine a buscar algo...le dije confiando en él, se volvió hacia mí, me miró a los ojos, y mientras la puerta se abría lentamente, me dijo sonriendo, primero la libertad
!!

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