lunes, 15 de marzo de 2010

PaRa NunCa JaMáS


Se despertó con un frío intenso, de esos que se te cuela por cada escondite que no tiene nombre. Helada hasta el cerebro, busco a tientas por la cama, pero no estaba. Una noche más, las sabanas quedaban con la escarcha de ninguna caricia.


Se metió en la ducha, hasta que la piel le dolía por el de agua ardiendo, se seco con fuerza, como intentando rasgar la piel de anteriores caricias, de los besos que todavía podía sentir, coagulados en su boca, estallantes, posesivos, carnosos, lujuriosos. Ahora le dolían, ahora tenían un extraño sabor de cansancio y asco.

Pasaron noches, pesadillas que se iba sucediendo como episodios de torpeza, hasta cuando iba a esconder que ya no le quería a su lado?

Fue a los pocos días que coincidió con ella en el ascensor. La del cuarto, le sonreía a modo de saludo, de sobra sabían las dos lo que estaba ocurriendo, y no le salieron las ganas de callar más tiempo.

Le salio espontáneo,
- Me mudo, le dijo, quizás no nos volvamos a ver, -sonrió, -su vecina la miro asombrada, por fin se sentía liberada!!
- ahh!, dijo por respuesta, no sabia que os ibais.


La encontró desconcertada.
-No no, si me voy sola,- le dijo sin dejar de sonreír,- he dejado a mi novio, porque chica últimamente huele a perfume difuso, para mi que esta viéndose con alguna zorra, que con todos mis respetos por tan antiguo oficio, no diré puta, pero que si quiere estar con una furcia, de ahora en adelante se la va a follar sin remordimientos que como sabrás, no hay nada mejor que desatarse lo antes posible de un cabrón.

No hubo ocasión de nada más, pero cuando llegó a casa ya llevaba horas sabiendo que le dejaría para siempre.

Aquella tarde preparo la maleta, y le entrego las llaves,
-Toma Diego, le dijo entregándoselas - no voy a regresar jamás,
Se le quedo mirando con la cara de víctima que ya conocía
-Sabes que no hay motivo, y que me dejas destrozado, estas noches tenia mucho trabajo esta maldita crisis está acabando con la empresa, no volverá a ocurrir.

No pudo sentir en él la más mínima sinceridad ni en sus palabras ni en su rostro , en las que nunca asomaba la frescura de una sonrisa noble.


No entraba en sus planes perpetuar por más tiempo aquella situación.

-Y ésta diego, es la llave de la del cuarto, que estratégicamente guardabas entre tus llaves de oficina, supongo que no querrás que subamos a comprobarlo, la encontré hace dos semanas, pero tranquilo, ella no sospechará nunca que yo lo sabía.

Al salir imagino la escena y el aire fresco le devolvió una sonrisa.
lyria

1 comentario:

  1. Joooooooooooo Si sólo me dejó las llaves para que le arreglara el grifo del lavabo…

    Besicos, becitos, muchos…………..

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